LOS CAMPESINOS
Se ven marchando duros, color de la corteza
que la agresión del hacha repele y no se inmuta.
Como los pedernales, sombría la cabeza,
pero lumbre en su sueño de cáscara de fruta.
Huelen los capotones a corderos mojados,
que forra un mal sabor a sacos de patatas,
uncido a los estiércoles y fangales pegados
en las cancinas botas más rígidas que patas.
Sonando a oscuras tropa de mulos insistentes,
que rebasan las calles e impiden aceras,
van los hombres del campo como inmensas simientes
a sembrarse en los hondos surcos de las trincheras.
Muchos no saben nada. Mas con la certidumbre
del que corre al asalto de una estrella ofrecida,
de sol a sol trabaja en la nueva costumbre
de matar a la muerte, para ganar la vida.
Rafael Alberti (1902- 1999)
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