ElcirculodeViena

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Dienstag, 14. Oktober 2014

Fragmento de La lengua Salvada por Elias Canetti



Algunos años excepcionales el Danubio se helaba en invierno y la gente contaba historias fabulosas sobre el fenómeno. En su juventud mi  madre cruzó varias veces en trineo a Rumania y me enseñaba las pieles en las que había ido arropada. Cuando el frío arreciaba, los lobos bajaban de las montañas y, hambrientos, atacaban a los caballos de los trineos. El cochero intentaba ahuyentarlos a latigazos, pero eso no servía de nada y tenía que disparar contra ellos. En una de esas excursiones resultó que no había llevado ningún arma.  Un circasiano armado que vivía en casa como criado tendría que haber acompañado el trineo, pero no se había presentado y el cochero partió sin él. Fue muy difícil rechazar los lobos y el peligro fue enorme. Si no hubiera venido casualmente de frente un trineo con dos hombres que mataron a tiros a un lobo y ahuyentaron a los demás el desenlace hubiera sido fatal. Mi madre pasó mucho miedo, describía las lenguas rojas de los lobos, que llegaron a acercársele tanto que aún años más tarde soñaba con ellos.

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