ElcirculodeViena

ElcirculodeViena

Mittwoch, 11. März 2015

Libro recomendado


Siempre fue invierno

Por Piedad Bonnett

Fragmento:

Fue en ese barrio donde Ángel  supo cabalmente lo que era ser humillado, amedrantado y amenazado. Lo que es que te metan la cabeza entre la mierda, te den una patada en el culo, te obliguen a comer basura, te pidan que repitas una y otra vez soy una gallina, soy un mariquita, una gueva. Fue allí donde se alió definitivamente con Ernesto para aprender leyes de la guerra, las mismas  que los obligaban a batirse para defender un par de patines ordinarios o un carro de balineras; donde consiguió sus primeros amigos, lo que luego se harían matones, o guerrilleros, o irían, como él, a la universidad; donde salto una tapia y se robó una caja de herramientas que luego revendió en el centro por cualquier cosa. Y donde supo del polvo: del que se mete en la nariz, en las orejas, en los ojos, y termina entre el pelo, en la espalda entre las cobijas y los zapatos, los mismos que habia con qué comprar otros. Ý del otro, del polvo rojo para los piojos, que mezclado con vaselina les echaba su madre abriendo cadejo por cadejo la noche de los sábados, mientras les advertía de todas las formas que era veneno y que debían tener cuidado de que no tocara los labios.
Cuando Ernesto estuvo graduado en ardides y escamoteos se convirtió en su protector, porque, a pesar de su estatura. Ángel era frágil y cobarde. pero él ya había hecho el aprendizaje del resentimiento: muy buen estudiante, decía su madre, pero qué  hosco, qué agresivo, que silencioso. No sabía que, en las tardes de mucha luz, su muchacho subía solo hasta la cumbre del morro, allá donde se abría un bosque donde habían violadores que le cortaban la  pinga a los muchachos amarrándoles hilo dental, y se sentaba de cara a la ciudad inmensa devoradora, dejando salir unas lágrimas y maldiciendo la mala hora en que los sacaron del campo, donde él era un animal más sano y feliz.

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