Poesía
perdóname por
haberte ayudado
a comprender
que no estás hecha
sólo de palabras 1
y perdóname por haberte
ayudado a comprender
que también estás en la calle
al pie de las bronceadas
estatuas por la lluvia y el sol
en la luna llena que posee
como un demonio a los gatos
y los poetas, en un río dulcemente
inerme como el follaje en los
patios en verano, en la lluvia
que acodado en la ventana miras
mientras desnuda una mujer fuma
en el lecho, en una calle olorosa
del mercado de frutas, hierbas
y pescado, en los árboles que bajo
su sombra se besan eternos y amorosos
los amantes y arrecia el viento
como la tarde sobre los tejados
de la ciudad tórrida, en la noche
bohemia de vino, dulzura y música
en la página blanca abierta
como muslos y, a veces
también en el poema.
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