El señor del lucero del alba
se hallaba entre el día y la noche.
Como un ave que levanta las alas e inclina
el ala brillante hacia la derecha
y el ala oscura hacia la izquierda,
el lucero del alba hizo su aparición.
¡Mirad! ¡Estoy siempre aquí!
lejos en el hueco del espacio,
rozo el día con el ala
e ilumino vuestros rostros.
La otra ala roza la oscuridad.
Pero yo estoy siempre en mi lugar.
Si estoy siempre aquí. Soy señor
en todas las formas. Y los señores entre los hombres
me ven a través del centelleo de las alas.
Me ven y vuelven a perderme.
Pero, ¡mirad! Estoy siempre aquí,
Al alcance de la vista.
La multitud no me ve.
Sólo ve el aleteo,
las idas y venidas de las cosas.
Lo caliente y lo frío.
Pero a vosotros que me percibís
entre los temblores del día y de la noche,
os nombro señores del Camino
Invisible.
El camino que hay entre abismos de oscuridad y los precipicios de luz,
el camino que es como una serpiente desvanecida, como la mecha que se consume,
cuando prende la sustancia de la sombra, que estalla y se convierte en luz.
Estoy aquí y nunca me muevo. Me hallo sentado
entre alas del vuelo interminable,
en el fondo de la paz y la lucha.
En las profundas humedades de la paz,
y en el fondo del hocico de la lucha,
me encontraréis, a mí que no soy incremento
ni destrucción, sino muy diferente.
Estoy mucho más allá
de los horizontes de amor y combate.
Como una estrella, como una laguna
que lava a los señores de la vida.
D.H.Lawrence
Keine Kommentare:
Kommentar veröffentlichen