EL ARTISTA
Un sueño y un fuego que no puedo dominar, que me apartan de esos cómodos y lisos caminos de solidez y sueño que la Naturaleza ha decretado para el hombre. Un fuego que he heredado velis nolis y que debo alimentar con palabras y juventud y con el mismo vaso que lleva el fuego; la serpiente que se nutre de su misma especie, sabiendo que jamás podrá dar al mundo lo que dentro de sí clama por ser libertado.
Porque ¿Dónde está esa carne, dónde esa mano viva que dé forma, en mármol o en sonido o en lienzo o en papel a este sueño que alienta dentro de mí? ¿Qué soy yo también sino un trocito informe de tierra mojada, nacido del dolor, que ríe y lucha y lora, sin hallar paz hasta que la humedad desaparece y una vez más es polvo eterno original?
Pero ¡crear! ¿Quién entre vosotros que no posea ese fuego interior podrá conocer esa alegría, por fugaz que sea?
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